¿Quién ha dicho que los gatos y los perros no pueden llevarse bien? El dicho popular de “llevarse como el perro y el gato” no es muy acertado, sobre todo viendo lo que sucede en el día a día. Además, hay estudios que demuestran que la relación entre ambos suele ser buena.

Uno de los mejores estudios que se han llevado a cabo, publicado en 2006, analizó 170 hogares en los que convivían un perro y un gato. A través de cuestionarios y análisis de grabaciones en vídeo llegaron a una conclusión…

En dos tercios de los hogares la relación entre perros y gatos era amigable, tanto que hasta se animaban a jugar juntos. En un 25% la relación era indiferente, mientras que en un 10% sí se percibía una actitud agresiva que les llevaba a pelearse con frecuencia.

Diferencias en la interpretación del lenguaje corporal

También analizaron el lenguaje corporal y se determinó lo siguiente:
- Extender la extremidad delantera es sinónimo de sumisión y evitación del conflicto para los perros. Sin embargo, para los gatos significa todo lo contrario.
- Colocarse panza arriba es para el perro un signo de sumisión, pero para un gato es un claro signo de agresividad.
- Apartar la cabeza es para el perro una señal de que no quiere pelearse, pero para el gato es una demostración de dominancia y agresividad.
- Mover la cola horizontalmente es para el perro una señal de alegría y diversión, mientras que el gato puede interpretarlo como un signo de agresión si se mueve toda la cola. Diferente es cuando solo se mueve la punta de la misma, ya que en ese caso lo interpretan como un juego o algo relativo a la tensión que supone cazar.


Otro dato interesante es el que tiene que ver con el contacto nariz con nariz entre perro y gato. En tres cuartas partes de los hogares analizados tuvo lugar un contacto de ese tipo. Para los gatos es una conducta de saludo afiliativa exclusiva, por lo que los perros la han aprendido a utilizar para convivir con ellos.

Cuanto antes mejor

Para terminar, y antes de que veáis un vídeo en el que un gatito y un perro se conocen por primera vez, me gustaría daros un par de consejos para que sepáis en qué condiciones es más fácil que los gatos y los perros se lleven bien. En primer lugar, es bueno que se conozcan cuando el gato tenga menos de 6 meses y el perro menos de 12 meses. Por otra parte, es mejor introducir al perro después, ya que éste es menos propenso a compartir su espacio y la atención de sus dueños. En otras palabras, son más celosos y les gusta marcar territorio.
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