El humo de los coches desorienta a las abejas

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Todos hemos olido los gases contaminantes que salen de los tubos de escape y comprobado que no son agradables. Además, provocan enfermedades respiratorias graves y contribuyen al cambio climático. Pero, para las abejas pueden ser aún más perjudiciales, ya que se convierten en una traba para su modo de vida.
Las abejas necesitan orientarse para llegar a las flores y plantas y alimentarse. Si en este camino se cruza el olor del humo que sale de los vehículos que queman combustibles fósiles, las abejas no alcanzan su objetivo porque el olor las desorienta.

Así lo afirma una nueva investigación que ha estudiado los contaminantes reactivos de los vehículos diésel. Estos reactivos destruyen sustancias químicas clave en el olor de las flores de colza, por lo que su olor original y natural cambia y las abejas no pueden distinguirlo.

Las abejas tienen un gran sentido del olfato y una enorme capacidad para aprender y memorizar nuevos olores, según asegura el doctor Tracey Newman, neurocientífico de la Universidad de Southampton. La investigación advierte que el efecto de los gases que expulsan los coches diésel alteran el aroma de las flores y puede afectar negativamente a las colonias de abejas y su actividad de polinización.

Tres cuartas partes de los cultivos alimentarios del mundo dependen de las abejas y otros polinizadores. El trabajo natural de las abejas está valorado en unos 160.000 millones de euros. Los polinizadores son cruciales para la humanidad. En las últimas décadas, están disminuyendo alarmantemente.

Los insecticidas son la principal causa de la desaparición de las abejas

El humo de los coches desorienta a las abejas

La causa principal de la desaparición de las abejas son los insecticidas que se usan en la agricultura. También les afecta la pérdida de su hábitat y el aumento de las enfermedades.

El humo del tráfico se suma así a las causas de la desaparición de estos insectos tan esenciales para el medio ambiente, al menos, en las zonas cercanas a los núcleos de población donde hay un mucho tráfico. El reconocimiento correcto del olor de las flores de colza, según el experimento de los científicos, puede disminuir hasta un punto en que las abejas sólo reconocen el 30% de los olores.


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