Los mini bonsais: un jardín que cabe en la palma de la mano

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Son una preciosidad. Naturaleza en muy pequeñas dosis, pero igualmente inspiran con su verde e invitan a respirar a pleno pulmón. Decir que son bonsais es excesivo. A su lado, los típicos bonsais parecen enormes, por lo que se les ha bautizado como cho-mini bonsái o bonsái ultra pequeño.

Si en una mano cabe un jardín, cada una de sus plantas tiene un tamaño incluso más reducido que las yemas de los dedos… Sin embargo, en esencia son bonsais, ya que recrean escenas naturales (con su gravilla, sus animalitos, su musgo…) e igualmente se le somete a un cuidado intensivo para mantener su tamaño que algunos consideran arte y otros directamente un maltrato.

Tres centímetros de altura

Al margen de polémicas, lo cierto es que el cultivo de estos cho-mini bonsais es todo un desafío para cualquier jardinero. En Japón se logran auténticas virguerías en macetas que no miden más de tres centímetros de altura. O, lo que es lo mismo, un dedal sería suficiente espacio para cultivarlas.


El reto no consiste en conseguir que un bonsái sea cada vez más pequeño, hasta casi hasta hacerlo desaparecer, sino en elegir las especies vegetales adecudas. De hecho, la mayor parte de los árboles que se utilizan para la técnica del bonsái tradicional no sirven. Entre otros, se utilizan el diente de león, el mismo arce que suele servir para los bonsais o el daikon, también conocido como rábano japonés.

Aunque el bonsai-ho es una moda, en realidad bebe de un arte milenario. El cultivo del bonsái lo iniciaron los monjes taoístas en en China hace alrededor de dos mil años. Según aseguraba la tradición, conseguir cultivar un árbol en una bandeja -bonsái significa literalmente bon, bandeja, y sai, cultivar- era ganar la eternidad, pues el árbol era un puente entre lo divino y lo humano, el cielo y la tierra.



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