Si tu perro pudiera hablar seguro que una de las primeras cosas que te pediría sería un hueso. Sin embargo, los dueños de estos animales tenemos que ser conscientes de que con los huesos naturales pueden atragantarse provocando consecuencias terroríficas. Por eso, hay que tener muchísimo cuidado.

Además de entretenerle, morder un hueso ayuda al perro a limpiar sus dientes y mejorar el aliento. Por si fuera poco, para los cachorros es una forma de aliviar el dolor de encías y ayuda a aflojar los dientes temporales de leche. Te hablamos sobre los huesos más recomendables para los canes a continuación.

Cuidado con los huesos

Es esencial que tengas cuidado con los huesos que le proporcionas al animal. Un descuido puede hacer que el perro coja un hueso inadecuado, lo muerda, triture y alguna astilla se le clave en la garganta o perfore el intestino del animal. Por eso, solo tú debes administrarle los huesos adecuados y en momentos ocasionales.
Por otro lado, debes tener en cuenta que los huesos no deben sustituir la alimentación ni tan siquiera complementarla, ya que pueden causar estreñimiento. Por tanto, deben ser un regalo especial.

Los mejores huesos

Si hablamos de huesos artificiales, los más resistentes y seguros son los de cartílago, cuero natural anudados, de plástico (nylon, polipropileno, goma…), de camaza real tratados y esterilizados. Estos son de larga duración y son perfectos para desgastar sus dientes y realizar una limpieza mecánica que contribuye a su salud dental.

En cuanto a los huesos naturales, es esencial que nunca le proporciones un hueso con astillas, ya que puede atragantarle, perforarle el intestino e, incluso, provocarle la muerte. Así, nunca deberás darle huesos de pollo u otras aves de corral ni costillas. Además, tampoco puedes darle huesos muy pequeños. Lo mejor es optar por un hueso grande y redondeado de vacuno o jamón previamente hervido para evitar parasitosis. Piensa que los huesos de los nudillos son más suaves que los dientes del perro y no dañan su dentadura.