Ecuador siempre ha sido un destino verde estrella, algo que en realidad amenaza esas maravillas naturales que atesora el país pero que, por otra parte, también reporta grandes cantidades de dinero que poder invertir en su conservación.

Sea como fuere, con sus luces y sus sombras, el turístico país ha recibido un reconocimiento general a todo él, como el Destino Verde del Mundo 2013, un galardón considerado el Óscar del turismo, y que ya recibió anteriormente en relación a las Islas Galápagos, en aquella ocasión de forma específica.

El premio internacional recibido es el reconocimiento que los World Travel Awards otorgan en su gala anual, celebrada en la ciudad africana de Doha, la capital de Qatar que también fue anfitriona de la conferencia sobre el cambio climático del 2012 (COP18).

Una gran belleza natural

Ecuador superó a otros enclaves igualmente de ensueño, como Tobago, el archipiélago de las Islas Fiji y su gran arrecife coralino, las playas de arena color rosa de Trinidad y la aurora boreal de Noruega. Se impuso por considerarse un país con grandes atractivos, merecedores en su conjunto del precio. Se valoró la calidad de sus destinos, de incomparable belleza natural en todas sus regiones.

Lo particular del premio en esta edición ha sido precisamente eso, no centrarse en un lugar específico, tal y como venía haciéndose hasta ahora. El año pasado el ganador en esta categoría fue el peruano Santuario Histórico de Machu Picchu.


Recordemos que fue en 1993 cuando se celebró la primera edición de los World Travel Awards, ya desde el principio con la intención de reconocer la excelencia turística a nivel mundial, teniendo en cuenta aspectos como la belleza de los destinos, los servicios, la industria de viajes y la mayor o menos hospitalidad que demuestran los pueblos.