¡Qué daño ha hecho “Juego de Tronos”! Y es que son muchos los que, tras ver la aclamada serie de televisión de la HBO, desean fervientemente tener un lobo como animal de compañía. Sin embargo, tener a este animal como mascota no resulta tan fácil. De hecho, antes de nada deberás asegurarte de que en tu país o comunidad es legal o son necesarios permisos especiales.

Por otro lado, es importante tener en cuenta que los lobos son animales con instintos muy marcados, por lo que se deberá ser muy perseverante para lograr que estos instintos no interfieran con el proceso de crianza. De hecho, son muchas las personas que desaconsejan la cría de estos animales desde su propia experiencia. Hoy en Animal Mascota vamos a darte algunos consejos para tener un lobo como animal de compañía. ¿Nos acompañas?

Separación de la madre

En primer lugar, hay que tener en cuenta que los cachorros de lobo no socializan con humanos y otros perros correctamente si no se separan de la madre antes de las 2 semanas de su nacimiento. Lógicamente, esto será muy traumático para la madre, especialmente si es su único cachorro.

Aseo y alimentación

Durante los primeros días de vida del animal deberás asear con un hisopo la glándula anal continuamente para ayudarlo a hacer sus necesidades. En cuanto a la alimentación, deberás darle un biberón con leche especialmente formulada durante un mínimo de dos semanas. Luego deberás destetarlos y ofrecerles una dieta a base de carne de calidad, preferiblemente con huesos e, incluso, piel.

Socialización

Por otro lado, deberás hacer que el cachorro se socialice exponiéndolo a otros perros, siempre en circunstancias controladas. Además, tendrás que permitir al animal tener contacto con humanos de manera regular para que se familiarice con ambos sexos. Es importante que sea el cachorro quien se acerque al humano y no al revés. Deberás entrenar al animal para que lleve collar y correa mediante premios y alabanzas. Nunca deberá asociar estos objetos con algún tipo de castigo. Por último, procura darle al lobo el suficiente espacio para correr y desarrollarse.