Los nómadas mongoles modernizan sus tiendas con paneles solares

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Seguir costumbres ancestrales, tal y como hacen los nómadas mongoles con su estilo de vida y sus tiendas tradicionales, es compatible con modernizarse cuando sea necesario. Así ha sido, al menos, con el entusiasta recibimiento que le han dado a la tecnología solar.

No será por falta de sol, sin duda. En las estepas del país el sol no escasea, precisamente, como tampoco lo hacen las extremas temperaturas. Sin embargo, como no hay mal que por bien no venga, ese sol de justicia sirve ahora para mucho más que iluminar las tiendas desde su parte superior. Ahora, además, se aprovecha al máximo para obtener energía solar.

Calidad de vida

Los paneles solares permiten mejorar esa opción de vida que busca la supervivencia mediante la itinerancia y el ganado. Generalmente, estas tiendas conocidas con el nombre de ger o yurta son hogares acogedores de un solo habitáculo y de escaso mobiliario.
El recubrimiento exterior es de varias capas de un fieltro de lana, por lo que resulta altamente impermeable y aislante, algo idóneo si tenemos en cuenta los drásticos cambios de temperatura que soportan.
Con estos sistemas solares portátiles que están haciendo furor entre los nómadas del país, las familias que viven en una yurta pueden disfrutar de una calidad de vida mayor. Actualmente, alrededor del 70 por ciento de los pueblos nómadas -800.000 de los 2,8 millones de mongoles- tienen acceso a la electricidad gracias a la instalación de paneles solares.


Su estilo de vida tradicional sigue siendo tal, pero con las comodidades que proporciona esta energía renovable. Además de agua caliente y luz, pueden cargar dispositivos móviles, lo que supone un importante elemento si se diera una situación de emergencia por cuestiones de salud o de seguridad. También les permite comunicarse con otros familiares que viven en las ciudades.


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