Increíbles imágenes de la vida salvaje en Botswana
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Darse un paseo por la Botswana salvaje, recorrer sus
paisajes a vista de pájaro disfrutando de instantes únicos,
absolutamente hermosos, es posible gracias a las geniales fotografías
capturadas por Zack Seckler desde un ultraligero. Una
maravilla de imágenes que respiran vida por los cuatro costados, y que
actualmente exhibe en la Robin Rice Gallery, en Nueva York.
Las fotos bien podrían servirnos como fondo de pantalla de nuestro ordenador, luciría precioso. Más allá de su estética, sin embargo, hay mensajes interesantes desde el punto de vista ambiental. Además de regalarnos la vista y alimentarnos el alma, el trabajo de este fotógrafo que vive en Brooklyn nos presenta una belleza natural del norte del país, concretamente del Delta Okavango y de las conocidas Salinas Makgadikgadi, regiones que atesoran ricos y variados ecosistemas que deben ser conservados.
Eso sí, el artista tuvo que buscar a un experto piloto que hiciera realidad su sueño de deslizarse sobre el paisaje como si fuera “una pintura enorme en la que crear pinceladas a voluntad”, dice. Y así lo hizo: no faltan las texturas de apariencia lunar en las salinas, las distintas tonalidades del musgo, las cebras, los antílopes e impalas, entre otros animales de pastoreo que parecen formar parte del paisaje, en un todo perfecto que transmite indescriptibles sensaciones de inmensidad.
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Las fotos bien podrían servirnos como fondo de pantalla de nuestro ordenador, luciría precioso. Más allá de su estética, sin embargo, hay mensajes interesantes desde el punto de vista ambiental. Además de regalarnos la vista y alimentarnos el alma, el trabajo de este fotógrafo que vive en Brooklyn nos presenta una belleza natural del norte del país, concretamente del Delta Okavango y de las conocidas Salinas Makgadikgadi, regiones que atesoran ricos y variados ecosistemas que deben ser conservados.
Imágenes y pinceladas
Otro aspecto destacable de las imágenes es su formato aéreo, al tiempo que nos ofrecen detalles que suelen perderse con las típicas fotografías hechas desde un avión. En esta ocasión, se ha ganado gracias al tipo de avión elegido, ya que permitió hacer fotos desde menos de 500 metros del suelo, un punto de vista distinto que tiene el atractivo de estar en las alturas sin sus inconvenientes, lográndose panorámicas en las que se observan perfectamente paisajes que se nos presentan de modo insólito a pesar de contener elementos sencillos.Eso sí, el artista tuvo que buscar a un experto piloto que hiciera realidad su sueño de deslizarse sobre el paisaje como si fuera “una pintura enorme en la que crear pinceladas a voluntad”, dice. Y así lo hizo: no faltan las texturas de apariencia lunar en las salinas, las distintas tonalidades del musgo, las cebras, los antílopes e impalas, entre otros animales de pastoreo que parecen formar parte del paisaje, en un todo perfecto que transmite indescriptibles sensaciones de inmensidad.
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